Una vez más y me caigo, no aparezcas que tropiezo.
Alfonsina y Pizarnik susurran mi nombre, y lejos mis manos no llegan a rozar las yemas de tus dedos.
Mis párpados florecen, me inundo.
A tientas me tiento, quizás esta noche también me aguante.
De a poco te vas desdibujando como un vidrio desempañado y el aire retoma mi pecho. *
por Belén Amada
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