jueves, 18 de febrero de 2010

Metamorfosis

Decidí –decido- no más. Se terminó no amor. Ya apagué el televisor. Las telenovelas me ponen los pelos más de punta de lo que imaginaba. “Ya no voy a estar pendiente”, me digo. Ni dependiente. Ni nada.
Acto seguido, una cucaracha, la más grande que jamás haya visto, entró por la ventana. Se escapó de mis gritos y el secador-arma y se resguardó bajo la heladera. Ahora estoy, arma en mano, pendiente de que la cucaracha salga.
Kafka?

4 comentarios:

  1. Eso sería si la cucaracha fuera producto de tu imaginación, cómo yo.
    Igual te miraría desde abajo de la heladera un ratito. No me desagrada la idea.

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  2. La cucaracha de nuevo18 de febrero de 2010, 1:47

    perdón, le puse acento donde no iba. No va a ser la primera ni la última.

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  3. Claro, tenés razón cucaracha! por eso mismo te desdoblás y hablás como si fueras vos, cuca, y como si fueras vos, producto de mi imaginación. Creo que no haciste más que reforzar mi divertida teoría.
    Ah! y sobre el acento entrometido, no te preocupes cuca -no te reocupes porducto de mi imaginación- por ser solo eso no esperaba de vos la menor regla ortográfica. Por favor, que no sea la última vez.
    Gracias por comentar, me encanta que te hagas cargo!
    *

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  4. Me estuvieron diciendo que nuestro mundo es el de la imposibilidad, el que queda reducido a la imaginación. Y dije, che! cómo reducido?? la imaginación es una reducción? Me dijeron que vos sos duende y yo hongo, o yo oruga y vos mantis... o bueno, vos vos y yo cucaracha. Pero me parece injusto que vos seas vos y yo no sea yo. Vos tendrías que ser la heladera, y ponerme en el freezer como hacés a veces. Patético igual. Ya que podemos salgamos de la novela. Yo canto pájaro. Vos gomera?

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