jueves, 11 de febrero de 2010

Dientes paralelos

Hoy se quedó quieta frente al espejo. Sus ojos iban de la canilla a sus ojos, mientras el cepillo danzaba entre sus dientes. Deseó que sea así siempre, sin caminatas inquietas por la casa, con el dentífrico y las cerdas haciendo lo suyo. De esa manera, quieta, sintió que le ganaba una jugada al universo. Ese que conspira siempre que con él habla, siempre que en él piensa. O casi. Y cuando no sucede, cuando el universo no conspira cuando debería, lo piensa como un error en la matrix de su historia-universo. O lo borra del registro de su memoria con tal animosidad que no lo consigue, por la misma intensidad de su voluntad, que lo vuelve más presente. Tal vez no sea el universo el que conspira. Debe ser ella. Puede ser él. O los dos, que se saben universos paralelos. No se tocan nunca, pero van y van, mirándose de reojo, apretando los párpados adivinándose en la vereda de enfrente, saboreando los mismos gustos, riendo con la misma intensidad. No, no lo logró. Aunque se quede quieta, mientras abre la canilla para terminar, piensa que no lo logra. Fue otro error. Ella-universo sigue conspirando…

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