Sus ojos de luna punzaron el alma.
Despertó cuando una mano dulce le acariciaba el pensamiento y entonces entendió.
La acuna el deseo, la pereza dulce, el sueño nuevo. La cabeza le grita ideas.
Toma por sorpresa su espalda como si le perteneciera, y de un susto descubre el mundo.
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por Belén Amada
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