sábado, 25 de septiembre de 2010

El que avisa se traiciona


Se lo avisó.
No iba a ser ella.
El cansancio no la iba a alcanzar.
El problema es que tampoco a él lo alcanzó.
Y se enredaron los cuerpos
Y el cielo llovió mil veces
Una música cubrió todo el espacio
como una manta que los envolvió
en un eco constante
Cálidos en primavera
adormilados en otoño
y la prima vera de nuevo
No iba a ser ella.
Tampoco fue él.
Y el sol los amaneció siempre.
Convirtiendo la oscuridad en luz,
y la luz en oscuridad después.
Ella quedó ciega.
Él no sabe qué quiere ver.

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