Hoy caminé muchas cuadras llevando un libro bastante pesado. Lo sostenía con mi mano derecha -más bien con los dedos-, el lomo hacia abajo, para que no caigan los papelitos que siempre están entre las hojas. El libro hace las veces de depósito, de cositas que no encuentran un tacho cerca, de recordatorios, de boletos que no queremos soltar porque nos recuerdan un viaje a. Hoy caminé con ese libro en la mano, que saqué de tu biblioteca. Y pensé en que me gusta, y pensé en cuando días atrás lo busqué. Y en ese momento vibró. Lo llevaba en la mano y vibró cual celular.
Ojalá que cada vez que te piense, vos también vibres.
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